Lugar: Centro Cultural Amaia, Irun
Fecha: Sábado 17 de julio de 2004
Hora: 20,00 h.
FICHA ARTÍSTICA:
Butterfly Judith Borrás
Pinkerton Ángel Pazos
Suzuki Paz Martinez
Sharpless Santos Ariño
Goro Ángel Walter
Tio Bonzo Jerónimo Marin
Yamadori Ángel Castilla
Comisario Imperial Fabio Barrutia
Oficial Imperial Enrique Del Portal
Madama Pinkerton Ana Silvia Mendieta
Niño Tomás Crea
Coros Antología de la de Zarzuela
Orquesta Lírica de Madrid
Dirección Escénica Antonio Ramallo
Dirección Musical José Antonio Irastorza
FICHA TÉCNICA:
Regidor Luis Villarejo
Diseño de Luces Antonio Ramallo
Jefe Técnico Alejandro Docarmo
Diseño de Decorados Mariano López
Decorados Readecor S.L.
Maquinista Antonio Lagar Jr.
Diseño de Vestuario Vicente Carrasco
Vestuario Paris
Sastería Luis LLorente
Atrezzo Mateos
Attrezzista Esperanza Ruiz
Transporte Hernández Hnos.
Autocares Salas
Coordinador de Orquesta Pedro Martínez
Gerencia José Ramón Irastorza
Corrodinación General Nieves Fernández De Sevilla
Dirección General José Antonio Irastorza
PRODUCCIONES ANTOLOGÍA DE LA ZARZUELA SL
EN TORNO A… MADAMA BUTTERFLY:
Los temas exóticos en el mundo de la Ópera habían dirigido su interés hacia ambientes turcos o musulmanes (las turquerías cuyo ejemplo máximo sería “El rapto en el Serrallo” de Mozart), y más tímidamente sobre el mundo americano (“Hernan Cortes” de Spontini, “Las Indias Galantes” de Rameau), y en la India (“Lakmé” de Delibes, “El Pescador de Perlas” de Bizet). Pero no se habían fijado en el lejano oriente, en Japón. Prácticamente no hay precedentes de una Ópera de ambiente Japonés si exceptuamos una Ópera francesa de André Messager, completamente olvidada llamada “Madame Chrysantheme”, estrenada en París en 1893.
Tal vez el movimiento artístico conocido como Modern Style ó Art Nouveau con fuerte impregnación de influencias del arte japonés puede ser el transfondo de la aparición en los escenarios de la Ópera de Puccini, “Madama Butterfly”.
Cuando Puccini presenció el drama de Belasco “Madama Butterfly”, quedó absolutamente enamorado de la pequeña geisha de 15 años, Cio-Cio-Sam, cosa bien comprensible teniendo en cuenta que había declarado: “Tengo que poner en música pasiones verdaderas, pasiones humanas, el amor y el dolor, la sonrisa y las lágrimas, y debo sentirlas, que me sacudan y conmuevan...”
Puccini era un hombre de teatro con una gran intuición escénica y con una especial sensibilidad para captar el alma femenina desprovista de ampulosidades, y a la vez bien definidas y con carácter (“Floria Tosca”, “Manon”, “Mimí”).
Butterfly es posiblemente el mejor ejemplo del estudio de la sensibilidad femenina: una jovencita geisha de 15 años, sensible e ingenua, que toma la decisión de abandonar su religión por amor, afrontando la soledad y firme en su esperanza de retorno del amado, y, finalmente, capaz de tomar la terrible decisión del suicidio ante lo irremediable.
Puccini vivió intensamente el personaje de Cio-Cio-Sam (“la más sentida y la más sugestiva que jamás haya podido concebir”), lo que dio lugar a que estudiara las técnicas de la música popular, las costumbres y los ritos japoneses. Incluso acudió a escuchar a una actriz japonesa en tourné por Europa para conocer el timbre de la voz femenina japonesa. Los conocimientos adquiridos los aplicó de forma inteligente en la composición de la Ópera, esquivando los riesgos de amaneramiento. En efecto, la obra contiene melodías japonesas y utiliza en ocasiones escalas pentatónicas, típicas de la música japonesa, sin que por ello se perdiera el estilo pucciniano.
La obra se estrenó en “La Scala” de Milan el 17 de febrero de 1904, resultando un estrepitoso fracaso. ¿Qué había pasado?, Cómo es posible el fracaso de una ópera compuesta con tanto interés, tantos desvelos, tanto amor... Es cierto que la obra adolecía, de pequeños defectos de forma, tales como algunas reiteraciones en el primer acto, algunos personajes intrascendentes, la excesiva duración, para las costumbres de la época, de la segunda parte de la obra, cuyos 2º y 3er acto estaban unidos, o la sorpresa para los espectadores de los novedosos sonidos inspirados en la música japonesa. Sin embargo, parece ser que la causa fundamental fue una bien orquestada campaña en los ambientes hostiles al compositor.
Lo cierto es que tres meses después de la única representación de “La Scala” y tras pequeños retoques, en los que se incluía la división del 2º acto en dos actos con descanso entre ellos, en desacuerdo con el autor, “Madama Butterfly” fue repuesta en el Teatro Grande de Brescia, el 28 de mayo de 1904 con un inmenso éxito, comenzando su imparable carrera por todos los Teatros de Ópera del mundo.