Lugar: Teatro Amaia de Irun
Día: Sábado, 24 de Marzo de 2012 y domingo, 25 de Marzo de 2012
Hora: 19,00
FICHA ARTÍSTICA:
Fiordiligi Ainhoa Garmendia
Dorabella Marifé Nogales
Despina Elena Sancho
Guglielmo Maurizio Leoni
Ferrando Ángel Pazos
Don Alfonso Fernando Latorre
Orquesta y Coro “Luis Mariano”
Maestro Coro François Ithurbide
Maestro Repetidor / Clavecín Borja Rubiños
Dirección Escénica François Ithurbide
Dirección Musical Franck Villard
FICHA TÉCNICA:
Director de Producción Roberto Punzi
Regiduría Orquesta Pedro Miguel Aguinaga
Regiduría Coro Agurtzane Ortolaiz, Iker Casares
Regiduría Escena Beatriz Merino
Decorados Fantasia In Re (Reggio Emilia)
Vestuario Pierres Lyriques En Pays Des Gaves (Francia), Sara Ferreira
Iluminación Irudi Ots
Diseño de Luces Gianfranco Ferrari
Asistente Iluminación Nerea Alegre
Subtítulos Ana Muguruza
Attrezzista Roberto Punzi
Sastrería Sara Ferreira
Maquillaje Mari Carmen Paredes
Peluquería Maribel Salinas
Maquinaria Kubide
Maquinistas Roberto Punzi, Kiko
Diseño Cartelería e Impresión Gráficas Txingudi
Co-Producción Amici Della Musica di Cuneo (Italia), Pierres Lyriques en Pays des Gaves (Francia) y Asociación Lirica Luis Mariano Irun
Creación, Coordinación y Organización General Asociación Lírica Luis Mariano Irun
ARGUMENTO:
Mozart y Da Ponte tomaron como tema el "intercambio de parejas", que se remonta al siglo XIII, con notables antecedentes como el Decamerón de Boccaccio y el Cimbelino de Shakespeare. Elementos de otra obra de Shakespeare La fierecilla domada también están presentes. Más aún, incorpora elementos del mito de Procris tal como se encuentra en las Metamorfosis de Ovidio, vii.11
Lugar: Nápoles.
Tiempo: en el siglo XVIII.
Acto I
Escena 1: Un café
En un café, Ferrando y Guglielmo, dos oficiales, manifiestan que sus novias (Dorabella y Fiordiligi, respectivamente) les serán eternamente fieles. Don Alfonso se une a ellos y hace una apuesta de cien cequíes con los dos oficiales, diciendo que él puede probar en un solo día que estas dos mujeres (como todas las mujeres) son volubles. Aceptan la apuesta: los dos oficiales fingirán que les llaman a la guerra; luego volverán disfrazados y cada uno intentará enamorar a la amada del otro.
Las dos mujeres, que son hermanas, están alabando a sus enamorados. Alfonso llega y anuncia las malas noticias: los oficiales han sido llamados a la guerra. Ferrando y Guglielmo llegan, con el corazón roto, y se despiden de ellas (quinteto: Sento, o Dio, che questo piedo è restio—"Siento, oh Dios, mis pies están reacios"). Conforme el barco se aleja hacia alta mar, Alfonso y las dos hermanas les desean un buen viaje (trío: Soave sia il vento—"Que el viento sea suave") luego Alfonso, que se ha quedado solo, se regodea prediciendo que las mujeres (como todas las mujeres) serán infieles (arioso: Oh, poverini, per femmina giocar cento zecchini?—"Oh, pobrecitas, apostarse 100 zequinos a una mujer").
Escena 2: Una habitación en casa de las hermanas
Despina, su doncella, llega y les pregunta qué va mal. Dorabella lamenta su tormento de haber sido abandonada (aria: Smanie implacabili—"Tormentos implacables"). Despina se burla de las hermanas, aconsejándolas tomar nuevos amantes que reemplacen a los antiguos (aria: In uomini, in soldati, sperare fedeltà?—"En hombres, en soldados, ¿esperáis fidelidad?"). Después de su marcha, llega Don Alfonso. Teme que Despina reconozca a los hombres a pesar de sus disfraces, así que la soborna para que le ayude a ganar la apuesta. Llegan los dos hombres, disfrazados como albaneses con bigotes. Entran las hermanas y se alarman por la presencia de hombres desconocidos en su casa. Los "albaneses" intentan conquistar a las hermanas, llegando Guglielmo a señalar sus distintos encantos masculinos (aria: Non siate ritrosi—"No seas tímida"), pero sin resultado. Fiordiligi manifiesta que será leal (aria: Come scoglio—"Como una roca"). Ferrando, que se queda solo y nota que va a ganar, alaba a su amor (aria: Un'aura amorosa—"Una brisa amorosa").
Escena 3: Un jardín
Las hermanas se lamentan. Despina pregunta a Don Alfonso si le permite hacerse cargo del plan de seducción. De repente, entran los "albaneses" y amenazan con envenenarse si no se les permite cortejar a las hermanas. Don Alfonso intenta calmarlos, pero entonces beben el veneno y se desmayan. Poco después, llega un médico, que no es otro que Despina disfrazada, que, usando un gran imán (véase magnetismo animal), consigue revivir a los "albaneses". Los hombres, recuperados pero en tono de sufrir una alucinación, exigen un beso de las diosas que están ante ellos. Las hermanas los rechazan, aunque Don Alfonso y el doctor (Despina) les instan a que lo hagan.
Acto II
Escena 1: Dormitorio de las hermanas
Despina pide a las hermanas que accedan a los deseos de los "albaneses" (aria: Una donna a quindici anni—"Una mujer de quince años"). Después de que ella se va, Dorabella confiesa a Fiordiligi que se siente tentada, y las dos se muestran conformes en que un mero flirteo no hará daño y las ayudará a pasar el rato que tienen que esperar hasta que regresen sus amados (dúo: Prenderò quel brunettino"—"Yo tomaré al morenito").
Escena 2: El jardín
Dorabella y el disfrazado Guglielmo están emparejados, como los otros dos. La conversación es bastante incómoda, y Ferrando se marcha con Fiordiligi. Ahora que están solos, Guglielmo intenta cortejar a Dorabella. Ésta no se resiste mucho y acaba entregándole un medallón, con el retrato de Ferrando en su interior, a cambio de un dije con forma de corazón (dúo: Il core vi dono—"Te entrego mi corazón"). Ferrando tiene menos éxito con Fiordiligi (aria de Ferrando: Ah, lo veggio—"Ah, ya veo," y aria de Fiordiligi: Per pietà, ben mio, perdona—"Por favor, amado mío, perdona"), así que se enfada cuando más tarde descubre que el medallón con su retrato ha sido tan rápidamente entregado al nuevo amante. Guglielmo al principio simpatiza con Ferrando, (aria: Donne mie, la fate a tanti—"Señoras mías, se lo hacéis a tantos") pero luego presume, porque su enamorada le es fiel.
Escena 3: La habitación de las hermanas
Dorabella admite su indiscreción ante Fiordiligi (È amore un ladroncello—"El amor es un ladronzuelo"). Fiordiligi, disgustada, decide seguir al ejército para encontrar a su enamorado. Antes de que pueda irse, sin embargo, llega Ferrando y sigue cortejándola; al final, Fiordiligi acaba en sus brazos (dúo: Fra gli amplessi—"En los abrazos"). Guglielmo queda afligido. Ferrando se burla de él lo mismo que él antes había sido burlado. Don Alfonso, ganador de la apuesta, dice que las perdonen, porque Così fan tutte ("Todas las mujeres hacen lo mismo"), y así lo acaban admitiendo Ferrando y Guglielmo.
Escena 4
La escena comienza como una doble boda para las hermanas y sus novios "albaneses". Despina, disfrazada de notario, presenta el contrato de matrimonio, y todos lo firman. Justo entonces se oye música militar a lo lejos, anunciando el regreso de los oficiales. Don Alfonso confirma los temores de las jóvenes: Ferrando y Guglielmo regresan. Los "albaneses" corren a esconderse (en realidad, para cambiarse el disfraz). Vuelven en su uniforme de oficial y manifiestan su amor. Don Alfonso les enseña el contrato de matrimonio, y, cuando lo leen, se enfadan. Entonces se marchan y vuelven poco después, vestidos la mitad como "albaneses" y la otra mitad como oficiales. Se descubre que el notario era en realidad Despina y las hermanas se dan cuenta de que las han engañado. Al final, todo se perdona, y el grupo entero alaba la habilidad para aceptar todos los momentos de la vida, tanto los buenos como los malos, con la moraleja: feliz aquél que todo lo toma por el lado bueno.